martes, 22 de junio de 2010

Vacaciones

Vacaciones


Comienza un verano atípico, con la preocupación de no saber qué deparará el mes de septiembre



Vacaciones
ESPERANZA MEDINA
PROFESORA Y POETA Para los escolares, como siempre, ha llegado el momento de la vacaciones. Por fin se olvidan los madrugones, la pesadez de los «profes» que cada día se inventan tareas más complicadas y que se empeñan, año tras año, en que hay que mejorar. A partir de ahora los amigos, la playa, las fiestas, son a tiempo completo.

Sin embargo a los mayores este año las vacaciones se nos sirven en una bandeja un tanto extraña, cargada de inseguridades y acompañada por catástrofes cercanas que aún no nos han permitido sentir que ha llegado ese verano que a todos nos anima un poco. Porque lo han precedido las lluvias torrenciales que, si no a nosotros, han inundado lugares conocidos y dejado a familias amigas en situaciones de desamparo. Eso ha hecho que a este sol que nos calienta ahora le esté costando mucho hacernos sonreír.

Además un cierto temor me da la mano estos días, en realidad me da muchas manos, las de todos aquellos que no saben cómo vendrá este septiembre, ¿traerá consigo todavía un puesto de trabajo o vendrá con una cuesta más pronunciada y más dificultosa que la de enero? Una cuesta arriba, claro está, pero que en realidad nos produce la sensación de que no salimos de ningún bache, sino más bien que caminamos cercanos a un abismo en el que cada vez nos hundimos más.

Creo que comparto con muchos la sensación de no saber hacia dónde vamos. Todos estamos dispuestos a hacer pequeños sacrificios personales, pero nos sentiríamos más tranquilos si tuviésemos la seguridad de que quienes nos los piden saben realmente lo que hacen. Es descorazonador sentir que se están dando palos de ciego y que en ese «juego» muchas familias van perdiendo la estabilidad y la esperanza.

No sé cuál puede ser la solución, me gustaría pensar que otros sí lo saben y la están poniendo en práctica. Me gustaría sentir, como todos estos niños y niñas que se quedan ahora de vacaciones, que el tiempo de verano es infinito, que los amigos, la playa, el parque, la calle, no se acaban nunca. Que el mayor de todos los problemas es que llegue septiembre y tengamos que volver al colegio, a madrugar, a acostarnos pronto y a desear que vuelvan las vacaciones.

Y aunque sé que los deseos no siempre se cumplen, por si acaso hay suerte, hoy el mío lo haré en voz alta, porque este es mi deseo de feliz verano: que llegue septiembre y tengáis que madrugar de nuevo, poder quejaros del jefe y desear que llegue el descanso, porque eso querrá decir que la rutina no se habrá convertido en desesperanza. Realmente somos modestos hasta para pedir.

martes, 8 de junio de 2010

Creatividad

Creatividad
Las situaciones de crisis fomentan, en algunas ocasiones, las ideas revolucionarias


Creatividad
ESPERANZA MEDINA
PROFESORA Y POETA Explicaba un cierto diseñador que precisamente en tiempo de crisis es cuando más se desarrolla la creatividad. No acabo de entender muy bien qué tiene que ver la alta costura con la crisis, a no ser, claro, que tengan pensado ser más creativos aún en los precios, y así vendiendo menos ganarán más. Porque precisamente, cuando tenemos que apretarnos el cinturón, lo primero que quitamos los ciudadanos de a pie de la cesta de la compra son los modelitos de alta costura, digo yo.

Mucho me temo que la idea no le pertenecía enteramente, porque debemos admitir que las dificultades ayudan a aumentar la creatividad; que les pregunten, si no, a los ciudadanos cubanos, por ejemplo, que llevan tantos años siendo altamente creativos en su vida cotidiana.

Pero, tenga o no relación la creatividad con las crisis, hay que reconocer que conseguir una buena idea y su patente, por muy poco útil que esto pueda parecer en un principio, puede ser una magnífica manera de olvidarse de cualquier aprieto económico. Pensemos, por ejemplo, en el conocido Chupa Chups, un sencillo caramelito con palo que facilitó un agradable futuro a su creador, aunque en estos días, para nosotros, y sobre todo para el pueblo de Villamayor, se haya convertido en un dulce amargo. Está claro que no es culpa de las buenas ideas, sino de los empresarios, que en tiempos difíciles nunca están dispuestos a arrimar el hombro, sino más bien lo contrario: aprovechar la circunstancia para justificar más beneficios.

En cualquier caso sigue habiendo nuevas patentes que intentan convertirse en la gallina de los huevos de oro, como el bañador que hemos conocido estos días por la prensa y que permite tomar el sol sin que nos quede ningún tipo de marca.

Poder tomar el sol vestido, pero como si uno estuviera desnudo. Es posible que sea un invento muy práctico, pero yo no acabo de encontrarle la utilidad; otra cosa sería que las camisas, los pantalones, los vestidos, etcétera, estuviesen confeccionados con ese material. Así no tendríamos ni siquiera que acercarnos a las abarrotadas playas y piscinas en los días de calor: podríamos pasear tranquilamente bajo el sol por cualquier solitaria calle de ciudad en pleno verano para obtener un bronceado totalmente homogéneo, eso sí, siempre que uno se acuerde de ir y volver por el mismo sitio en su paseo, para que no se le tueste sólo una parte de su anatomía y, claro está, no salir de casa sin haberse echado por todo el cuerpo la correspondiente protección solar, por aquello de la posibilidad de algún trastorno cutáneo debido al exceso de exposición a los rayos ultravioleta.

En fin, que ya saben ustedes: dediquen el verano a que su creatividad trabaje para poder llegar a septiembre con alguna nueva patente anticrisis, que falta nos hace.