martes, 29 de marzo de 2011

De inventos y otras ilusiones

No hay que perder la esperanza de tener algún día una idea ingeniosa


De inventos y otras ilusiones


ESPERANZA MEDINA PROFESORA Y POETA Supongo que les ocurre a todos los niños, en una cierta época de su vida: su imaginación necesita realidades palpables y deciden ser inventores. Mi hermano y yo habíamos intentado serlo unas cuantas veces, sólo en una ocasión nuestro invento fue eficaz, pero a medias.

Con otros amigos planeamos la posibilidad de crear algún brebaje que reviviera a las plantas mustias, pero para realizar el experimento primero teníamos que inventar otro que acabase con las plantas lustrosas: «el mata-plant» lo llamamos. Fue todo un éxito. Juntamos en un tarro colonias y cremas que encontramos en el baño con unos chorros de lejía y detergente, bajamos a la calle y lo probamos con un diente de león que brotaba junto a la acera. Al día siguiente comprobamos que nuestro mejunje había sido totalmente eficaz, lo malo es que no fuimos capaces de dar con la fórmula para revivir de nuevo a la planta objeto del experimento. En todo caso, parece que teníamos ya la suficiente intuición del posible peligro al no decidir probarlo con los geranios de mi madre.

Desde ese día sigo totalmente eso de que «los experimentos, con gaseosa» y procuro ir a lo seguro. Por evitar males mayores.

No obstante, me produce cierta envidia la constatación de la aparente sencillez de multitud de inventos que nos facilitan la vida (otros son realmente complicados para mí y ni siquiera me planteo que pudiese entender su proceso de creación).

Posiblemente ésa sea la razón por la que siempre presto atención a las noticias sobre nuevos artilugios y a los objetos que sirven para varias actividades aparentemente dispares, como la propuesta que leía estos días del Museo de Ideas e Inventos de Barcelona, donde se muestran creaciones «tan curiosas como una fregona con micrófono incorporado, o una ingeniosa maceta que se mueve por sí misma en busca de los rayos del Sol». No me queda muy claro para qué sirve la fregona con micrófono, a no ser para que los amantes de cantar mientras trabajan amenicen con su voz a los vecinos, lo cual también puede convertirse en un riesgo. La utilidad de la maceta la veo más clara y evitaría tener que preocuparme de girar las plantas para que crezcan rectas y no inclinadas hacia la ventana.

En cualquier caso, me quedo con ganas de visitar la muestra y aplaudo el lema que la anima: «No todo está inventado». Una nunca pierde la esperanza de tener algún día una idea ingeniosa.

lunes, 14 de marzo de 2011

Nombres propios

Todos aquellos que se llaman como nosotros


Nombres propios

ESPERANZA MEDINA Si alguna tarde invernal de domingo, de esas que nos pesan tanto por la cercanía del lunes, alguno de ustedes ya no sabe qué hacer para alejarse del sofá un rato, pruebe a estirar brevemente las piernas y teclear su nombre y apellido en alguno de los buscadores de internet: al minuto encontrará posiblemente cientos de entradas que investigar.

Es probable que en un primer momento sienta un cierto temor: no es posible que se conozca tanto de su persona como para aparecer citado tan alto número de veces. Pero, tranquilo, una vez que vaya abriendo ventanitas con su nombre y apellido se percata uno de que hay muchos «Fulanitos o Fulanitas de Tal» en el orbe.

Entonces es posible que aparezca la decepción, porque llamarse «Fulanito de Tal» no parecía una circunstancia frecuente, es más, usted sólo conoce a los «Tal» de su familia y a algún primo lejano que vive en Portugal y conserva el apellido de su madre, pero no, de ése no hablan en internet.

Del temor a la decepción y de la decepción al interés: ¿cómo serán todos aquellos que se llaman como usted? ¿A qué se dedicarán, qué contarán de su vida?

Uno por uno puede ir descubriendo que su nombre también les pertenece a personas muy variopintas, con intereses muy diferentes, al menos los que trascienden a la red. Puede, incluso, tener la tentación de intentar contactar con ellos. Tenga cuidado, llamarse como usted no significa ser buena persona, ni siquiera que sea su nombre real.

No obstante, se puede fantasear con las otras vidas de los «Fulanitos de Tal» e, incluso, llegar a sentirlos como parte de una familia virtual de la que nunca sabrán que son miembros.

Y es que al final ni nuestro propio nombre nos pertenece del todo. Ser originales en este mundo es prácticamente imposible, un intento inútil e infructuoso. Para muchos que nos miran por encima del hombro éste debería ser un ejercicio de humildad obligatorio. Al final sólo somos un nombre, un nombre que se puede repetir un gran número de veces.

Después de todo, los nombres propios sólo lo son porque los demás los usan para nombrarnos, no porque nos pertenezcan en exclusividad. Exactamente lo mismo que en el resto de las cosas en que nos sentimos únicos. Algo me une a las Esperanzas Medinas del mundo: esta fantasía mía que no descansa ni los domingos por la tarde.

martes, 1 de marzo de 2011

Cuestión de fe

El ahorro de combustible en las autopistas y autovías


Cuestión de fe


ESPERANZA MEDINA PROFESORA Y POETA Tantas noches en vela, tantos dolores de cabeza, tantas plegarias buscando una solución y por fin ha ocurrido lo que anhelaba, el milagro que no esperaba pudiera llegar: una medida que viene desde el gobierno para que yo ahorre.

Me he rendido ante la factura de la luz, ante el precio del transporte público, ante las subida de todo lo que me rodea y es susceptible de ser cobrado y la merma de los ingresos. Más que rendirme quizás debería decir que me he resignado a sentir que me roban y aceptar que, al ser mal de muchos, muchísimos otros, si no me consuela, al menos me deja desarmada y por consiguiente sin capacidad de defensa.

Y sin embargo ahora resulta que ahorrar combustible es tan fácil como bajar en 10 kilómetros el límite de velocidad en autopistas y autovías. Si era tan sencillo no entiendo cómo no se nos había ocurrido antes. No hay ninguna necesidad de que nos lo prohíban, si acaso que nos den una tarjeta con el equivalente de ahorro en combustible cada vez que levantamos el pie del acelerador y por cada kilómetro de velocidad que reducimos, así podríamos calcular tranquilamente lo que queremos gastar y adecuar a nuestra economía el uso responsable del coche. Que no llego a fin de mes, pues madrugo un poco más y no paso de 100 por la autopista.

Estoy esperando con verdadera ansiedad que en los próximos días nos propongan una medida tan sencilla para ahorrar con el gas y la electricidad, porque tengo que confesar que por mucho que me empeño en poner bombillas de bajo consumo en todas las lámparas de mi casa no noto que se rebaje nada la factura.

Al hilo de esto me asalta una terrible duda, ¿los 10 kilómetros serán como las bombillas de bajo consumo, que seguro que funcionan y se ahorra muchísima energía pero que para mí es más cuestión de fe que de otra cosa porque no he notado que pagase menos.

En cualquier caso, recomiendo a todos ustedes que, como yo, tengan fe en las medidas de ahorro energético que nos proponen y levanten el pie del acelerador a partir del próximo 7 de marzo. Su bolsillo se lo agradecerá, seguro, si no ya por el ahorro de combustible sí al menos por evitar la multa debida al exceso de velocidad.

Y ante este caos que nos rodea, que Dios reparta suerte.