jueves, 21 de junio de 2012

la importancia de tener un año



LA IMPORTANCIA DE TENER UN AÑO

Nadie que haya cumplido los quince, los veinte o los ochenta lo ha hecho sin pasar antes por su primer cumpleaños. 

Ese primer año ha sido posiblemente el más importante de nuestra vida, en el que hemos aprendido más cosas y a más velocidad de lo que nunca lo volveremos a hacer. Pero ninguno de nosotros lo recordamos, nuestro aprendizaje no es consciente como lo llegará a ser tiempo después, cuando cada nuevo contenido, cada nueva habilidad, nos suponga un esfuerzo que puede parecernos incluso excesivo  y en ocasiones hasta inútil.

Después de este primer año llegan los siguientes, fundamentales también para nuestro futuro. Aprender a hablar no es sencillo, entender las relaciones de los objetos, las personas, los fenómenos que nos rodean, supone un gran esfuerzo para una mente que lo empieza a percibir casi todo por primera vez.
Y sin embargo,  el egocentrismo de los adultos nos hace especular que como esos niños y niñas no pueden contarnos lo que hacen, eso que hacen no tiene demasiada importancia. Y se piensa que sólo necesitan que alguien los cuide, que con darles de comer, cambiarles el pañal y procurar que no se hagan daño ya está todo solucionado. O al menos esa parece la tendencia actual de algunas administraciones.

Se vuelve a  hablar de una escolarización sólo asistencial, no educativa. Como si se cuidasen otro tipo de seres vivos menos complejos que el ser humano. ¿Realmente alguien cree que uno empieza a aprender sólo cuando lo hace a leer y escribir? Espero que no, esa idea quedó  ya cuestionada allá por el siglo XIX.
Hasta donde yo recuerdo haber estudiado la Educación Infantil, en nuestro Sistema  Educativo, era una única etapa dividida en dos ciclos. El primero entre los 0 y los 3 años y el segundo entre los 3 y los 6. En ningún caso obligatoria, por supuesto, pero sí educativa, que significa que debe ser facilitadora de experiencias y estímulos que ayuden al crecimiento personal y afectivo, al conocimiento y comprensión del entorno social y físico. Pero ahora parece que se le quiere volver a quitar importancia a la etapa más importante.

Asusta comprobar cuántos  pasos atrás vamos dando,  y por desgracia, no parece que en ningún caso vayan a ser para coger carrerilla.

Esperanza Medina, publicado en la Nueva España, 21-6-2012

martes, 5 de junio de 2012

Maneras de pasar un sábado

La caminata reivindicativa de la enseñanza pública asturiana

 Maneras de pasar un sábado

 ESPERANZA MEDINA PROFESORA Y POETA

 Uno puede levantarse muy temprano, a las 5 de la mañana, por ejemplo, e irse a caminar con los amigos (hasta Oviedo, también por ejemplo). Nada demasiado inusual en todo ello, una manera entre otras de pasar el sábado.

 Si el tiempo acompaña y no hace excesivo calor ni llueve puede convertirse no sólo en una forma de hacer ejercicio, sino también de cultivar las relaciones sociales, caminar juntos une mucho, por aquello del esfuerzo compartido.

Esa caminata puede transformarse además en un símbolo, y entonces la cosa cambia, y mucho. Es muy posible que el colectivo que camina quiera decir algo, quiera destacar que está dispuesto al esfuerzo, a no rendirse con facilidad ante lo que considera injusto.

 Es altamente probable que los profesores, estudiantes y padres que iniciaron la marcha en Avilés y Gijón el sábado pasado, y también los que se les fueron uniendo por el camino, estén decididos a hacerse oír.
 Entre sus voces ninguna pide aumento de sueldo, sólo que los recortes económicos no se ceben con la enseñanza pública, que sea de verdad de todos y para todos, compensadora ante las desigualdades y propiciadora de posibilidades.

Asusta pensar que pueda llegar a haber una generación con menos oportunidades de preparación que sus padres, e incluso que sus abuelos, cuando hablamos de niños que comienzan ahora su andadura por el sistema educativo.

Quizás no resulte tan cansado caminar veintiocho kilómetros como seguir oyendo decir que los maestros no tienen derecho a protestar, que tienen un trabajo fijo y cómodo. Se olvidan de añadir, no obstante, que también puede resultar muy gratificante cuando ves cómo avanzan tus alumnos, comprobando que puedes ofrecerle a cada uno exactamente lo que necesita. Lo contrario desespera bastante, créanme.

Llega también a cansar explicar lo obvio: que en la enseñanza pública asturiana hay más de 2000 profesores interinos, que quiere decir provisionales, muchos de ellos trabajando sólo a media jornada y que cabe la posibilidad de que el curso que viene un buen número de ese colectivo no trabaje.

 Totalmente de acuerdo en que se racionalicen los gastos, en que no se despilfarre, en que nos apretemos un poco el cinturón, pero no a costa de la calidad en la educación de nuestros hijos ni en la pérdida de servicios sanitarios o sociales. No vaya a ser que no tengamos suficientes sábados.