LA IMPORTANCIA DE TENER UN AÑO
Nadie que haya cumplido los
quince, los veinte o los ochenta lo ha hecho sin pasar antes por su primer
cumpleaños.
Ese primer año ha sido
posiblemente el más importante de nuestra vida, en el que hemos aprendido más
cosas y a más velocidad de lo que nunca lo volveremos a hacer. Pero ninguno de
nosotros lo recordamos, nuestro aprendizaje no es consciente como lo llegará a
ser tiempo después, cuando cada nuevo contenido, cada nueva habilidad, nos
suponga un esfuerzo que puede parecernos incluso excesivo y en ocasiones hasta inútil.
Después de este primer año llegan
los siguientes, fundamentales también para nuestro futuro. Aprender a hablar no
es sencillo, entender las relaciones de los objetos, las personas, los
fenómenos que nos rodean, supone un gran esfuerzo para una mente que lo empieza
a percibir casi todo por primera vez.
Y sin embargo, el egocentrismo de los adultos nos hace especular
que como esos niños y niñas no pueden contarnos lo que hacen, eso que hacen no
tiene demasiada importancia. Y se piensa que sólo necesitan que alguien los
cuide, que con darles de comer, cambiarles el pañal y procurar que no se hagan
daño ya está todo solucionado. O al menos esa parece la tendencia actual de
algunas administraciones.
Se vuelve a hablar de
una escolarización sólo asistencial, no educativa. Como si se cuidasen otro
tipo de seres vivos menos complejos que el ser humano. ¿Realmente alguien cree
que uno empieza a aprender sólo cuando lo hace a leer y escribir? Espero que no,
esa idea quedó ya cuestionada allá por
el siglo XIX.
Hasta donde yo recuerdo haber
estudiado la Educación Infantil, en nuestro Sistema Educativo, era una única etapa dividida en
dos ciclos. El primero entre los 0 y los 3 años y el segundo entre los 3 y los
6. En ningún caso obligatoria, por supuesto, pero sí educativa, que significa
que debe ser facilitadora de experiencias y estímulos que ayuden al crecimiento
personal y afectivo, al conocimiento y comprensión del entorno social y físico.
Pero ahora parece que se le quiere volver a quitar importancia a la etapa más
importante.
Asusta comprobar cuántos pasos atrás vamos dando, y por desgracia, no parece que en ningún caso
vayan a ser para coger carrerilla.
Esperanza Medina, publicado en la Nueva España, 21-6-2012