martes, 24 de junio de 2008

Noche de San Juan querida, dormirásla con cuidado

Noche de San Juan querida, dormirásla con cuidado


ESPERANZA MEDINA Desde los 7 años conozco la letra de la «Danza prima de Avilés», «la danza de las horas» la llamaba doña Eulogia, la profesora que nos la enseñó en el colegio. Entre lección y lección «echábamos un cantarín». Gracias a ella aprendí a disfrutar de las canciones populares, de bailes como el «xiringüelu». Era su técnica para que descansásemos entre las lecciones de matemáticas, de lengua, de naturales, etcétera. Nos poníamos de pie y cantábamos, o bailábamos apartando un poco las sillas y las mesas. También recuerdo los días previos a San Juan, buscando por todas partes cosas que se pudieran quemar en la hoguera; aunque los que realmente la hacían eran los mayores, los que luego se atrevían a saltarla. Igualmente recuerdo lo difícil que era convencer a mi madre para que nos dejara cascar un huevo y poner la clara en un vaso de agua «al relente», en la ventana, para ver qué figura salía al día siguiente. Nunca lo supe, porque mi madre no estaba por la labor de estropear un huevo, ya se sabe: «con la comida no se juega», no llegué a conseguir que me dejara hacerlo. Pero la magia de la noche de San Juan ya se había adherido a mí entonces. Más tarde, unos años más tarde, pude unir la hoguera con la danza prima que yo conocía tan bien. «Quién dirá que no es una / la rueda de la fortuna». Para mí fue un descubrimiento trascendente, aquello que yo había aprendido en el colegio interesaba a mucha gente y, lo que era más importante, a las personas mayores, que hacían corros cogiéndose por el dedo meñique y giraban al ritmo de aquella canción. Lo cierto es que Avilés, lo veo ahora, ha llevado durante muchos años un traje de ciudad sin historia, sin tradiciones, un traje que no le sienta nada bien. Avilés es una ciudad con una historia de mil años; parece una frase publicitaria, pero es una realidad. Lo que también es una realidad es que los avilesinos apenas conocemos esa historia, apenas participamos de las tradiciones como algo arraigado en nuestra forma de vivir. En la escuela se habla muy poco de nuestra ciudad, de sus pintores, escritores, músicos, artistas y personalidades que nos han ido precediendo en la villa a lo largo de estos últimos mil años. Se enseñan poco nuestras canciones, nuestra danza prima, que a mí tanto me divertía bailar de niña, con doña Eulogia. Es un error pensar que a los avilesinos sólo nos mueve a disfrutar de nuestro ocio en la calle la comida o la bebida, baste recordar el éxito que tuvieron el año pasado «Las leyendas en el casco histórico». Aumentemos el teatro de calidad al aire libre (recuerdo especialmente una magnífica representación de «Edipo, rey», en el Parche, hace unos veinte años), la música de todo tipo (los quioscos de nuestros parques están hechos para eso precisamente). Anunciemos «a bombo y platillo» todas nuestras propuestas culturales. Comencemos por ir a danzar la noche de San Juan. Este año yo no pude estar en la danza, y por eso, precisamente por eso, la he echado de menos. Pero no me olvido: «Noche de San Juan querida / dormirásla con cuidado». Y que la magia, o la alegría sin más de esta noche, os haya acompañado.