martes, 13 de abril de 2010

Talla XL

Talla XL

La televisión ha excluido de sus programas la imagen de mujeres con kilos de más



ESPERANZA MEDINA
PROFESORA Y POETA No creo que deba ser precisamente la meta más importante en la vida de una mujer salir en la portada de una revista de moda, pero tengo que reconocer que cuando leí la noticia de que en una de ellas aparecía una modelo talla XL no pude reprimir una sonrisa de complicidad, ¿estarán cambiando las cosas y empezaremos a ver mujeres de dimensiones más realistas en la publicidad y los medios de comunicación?

Está claro que cuando la publicidad se planifica de una manera determinada no está motivada por un interés altruista, posiblemente se habrá hecho un estudio de mercado y la intención será vender más, pequeño consuelo para las que no usamos una talla S en la ropa, pero consuelo, al fin y al cabo.

Convivimos con un uso de la estética personal, con una utilización subliminal del deseo sexual, en todo tipo de actividades públicas, propagandísticas o no. ¿Dónde están si no las mujeres «entradas en carnes» de las televisiones nacionales? ¿Es casualidad que la mayoría de las que presentan, por ejemplo, los informativos, sean delgadas; o quizás el exceso de trabajo las mantiene así? Es una opción, claro, pero me pregunto si no habrá habido ninguna igualmente capaz, pero que no haya «dado el tipo» para salir en la tele. Curiosamente no ocurre lo mismo con los hombres, aunque también nos saturan de atractivos «adonis» presentando programas, de vez en cuando vemos alguno con algún que otro «kilo de más». Lo que quizá beneficia a la psicología masculina y les permite sentirse más a gusto con su físico, en este sentido habría que preguntar a los varones que se acercan a estas reflexiones de hoy.

Mantener nuestro cuerpo saludable es una obligación que hemos contraído con nosotros mismos desde el momento de nacer. Por eso no hablo de la obesidad como enfermedad, que como tal tiene que ser tratada, ni de casos como el de la mujer que, pesando 273 kilos, pretende llegar a 450 para conseguir ser la más gorda del mundo (antes de morir joven, me temo) o del hombre que evitó ir a la cárcel por su peso, que hacía muy caro transportarlo a la prisión y acondicionar la celda (hay que decir que el delito, no pagar a empresas de alimentación, se saldó con una multa).

En definitiva, que somos mujeres inteligentes y capaces, no necesitamos ser «supermujeres», ¿lo entenderemos alguna vez?

No hay comentarios:

Publicar un comentario