De alergias y bicis
Avilés pone bicicletas como alternativa al coche, pero ir de Avilés a Villalegre pedaleando es jugársela
ESPERANZA MEDINA PROFESORA Y POETA Ya es primavera en los «grandes almacenes», ya empieza a relegar en los escaparates a los saldos y restos de rebajas la ropa, zapatos o complementos que pondremos los próximos meses. Anticipando así el deseo que todos tenemos de dejar a un lado abrigos, bufandas, botas, días grises y pocas horas de luz.
Casi es primavera también para las margaritas, las gramíneas y todo tipo de plantas que polinizan a diestro y siniestro en plena efervescencia procreadora. Es, pues, la antesala de las alergias, que dicen que este año serán muchas y muy intensas por la abundancia de lluvias. ¿Quién lo iba a decir? Lo que es bueno para el campo y para nuestros pulmones en invierno permitiéndonos respirar sin tanta polución a la larga es nefasto para nuestro sistema inmunológico y nuestras vías respiratorias, produciéndonos un sinfín de reacciones enormemente molestas.
Y es que dicen que llevamos una vida tan aséptica e higiénica que reaccionamos erróneamente y en exceso ante cualquier pequeña «contaminación» del exterior. Parece ser que a nuestros antepasados, que vivían más pegados a la tierra, no les afectaban el polen, el polvo o el contacto con los animales de compañía. No deja de tener cierta «inquina» que las generaciones de niños que hemos crecido respirando la contaminación de la fabricota, de los que no se puede decir precisamente que respirásemos un aire ni higiénico ni aséptico, padezcamos en un porcentaje altísimo problemas de alergias y asmas. Supongo que con el tiempo alguien estudiará nuestros perfiles médicos y llegará a alguna conclusión (inútil ya para nosotros) que desvelará si tuvo alguna consecuencia especial la atmósfera contaminada por la industria o nos hubiera hecho el mismo efecto la de los coches, sin más aditamentos.
Pues parece ser que seguimos con un altísimo grado de contaminación en el aire. Es una lucha constante ante la que no deberíamos bajar la guardia y cubrir todos los frentes que se vayan abriendo, sin relajarnos porque la reconversión y la crisis indirectamente hubiesen mejorado la calidad del aire. Está claro que no es suficiente. Nos aconsejan que usemos menos el coche y más otros medios de transporte alternativos. El Ayuntamiento ha puesto a nuestra disposición algunas bicicletas, pero la iniciativa no puede ser todo lo motivadora que debiera, ya que nos falta lo esencial: el carril-bici que recorra no sólo la ciudad, sino toda la comarca. Ahora mismo, intentar ir de Avilés a Villalegre en bici, por ejemplo, es jugarse la vida sin otro motivo que la salud y la ecología. Que no es que sean poco importantes, pero en ningún caso suficientes para justificar el riesgo que correríamos circulando así por las carreteras.
Sólo esperar que las alergias sean estacionales y no nos impidan buscar soluciones eficaces para mejorar nuestra salud.
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