martes, 31 de marzo de 2009

Avances

Avances


De las computadoras que ocupaban habitaciones enteras hemos pasado a la cotidianeidad de la informática



ESPERANZA MEDINA PROFESORA Y POETA Esta misma semana, en una entretenida charla, nos preguntábamos cómo habíamos podido sobrevivir tantos años sin ordenadores, teléfonos móviles y demás avances tecnológicos.

Hasta hace pocos años vivíamos en una ignorancia que resultaba lenta de suplir teniendo que buscar la información en enciclopedias que no solían estar en nuestras casas, con lo rápido y fácil que nos resulta ahora acceder a cualquier buscador en internet. Incluso para el cotilleo nos es útil estar conectados a la red.

Recordábamos, con una indulgente sonrisa, cómo eran aquellas computadoras «avanzadísimas» que mostraban las películas allá por los setenta. Ocupaban habitaciones enteras, se llenaban de luces parpadeantes y sonidos metálicos para terminar escupiendo una información, eso sí, increíblemente exacta, que maravillaba a aquellos niños que éramos y nos hacía soñar con un fantástico futuro.

Lo que no podíamos imaginar es que aquellas «computadoras» llegasen a ser en pocos años nuestros ordenadores personales, nuestra fuente de información más «sencilla» (por la posibilidad de acceder a ella desde el propio hogar).

Hemos avanzado claramente en el acceso a la información, y nos hemos acostumbrado con rapidez a este acercamiento cotidiano a todo tipo de datos. Hasta tal punto es así que vemos como totalmente natural acceder desde casa al catálogo de libros de cualquier biblioteca, a la cuenta del banco, a la prensa escrita, etc.

Precisamente por eso resultaba más chocante que en ocasiones uno tuviese que llevarle al médico de familia una copia de la copia del informe del médico especialista que le había visto en el hospital. Eso, claro, en el caso de que al paciente, le hubiesen entregado algún tipo de informe.

Aunque parezca un tanto metafórico, supone un cierto alivio acercarse al centro de salud con cualquier malestar inoportuno y no tener que explicar cada una de las molestias y enfermedades que se han padecido en los últimos años, porque sea quien sea el facultativo que te atiende va a encontrar, en su ordenador, tu historial médico.

Siempre me pareció una pena que no dispusiésemos de un sistema parecido que acercase esa información a cualquier centro sanitario de Asturias, incluso del resto de España. De alguna manera estábamos desprotegidos si se nos olvidaba contar algo de nuestro historial médico en alguna urgencia alejados de casa.

Pero parece que, aunque poco a poco, todo llega, y el programa informático Selene que se implantará en el Hospital San Agustín nos va acercando a ese futuro mágico y cómodo con el que nos hacían soñar las películas de nuestra infancia.

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